¡ESTOS SÍ SON HUEVOS!


 Nico Lizama

“Mejor” bienvenida no podían tener los nuevos diputados.

Hubo lluvia, protestas y huevazos (con lo caro que están).

Muy fisfurris, los legisladores, recién desempacaditos, oliendo a perfumes prohibitivos para el resto de los humanos (ya con el paso de las semanas adquieren el clásico tufo a rancio), paraguas en manos, penetraban al sitio en el que la mayoría mostrará más defectos que cualidades al igual que sus antecesores.

Al final, suele suceder siempre, muchos muestran que estaban hecho para todo menos para salvaguardar el interés de sus conciudadanos.

El Congreso del Estado parecía un búnker hitleriano, inexpugnable por todos lados, con polis resguardando hasta el más mínimo agujero para que ni el aire se les cuele.


El edificio que los románticos suelen llamar “la casa del pueblo”, amaneció cerrado para todos menos para sus empleados, invitados VIP y los nuevos “dueños” de la  XVIII legislatura.

Pero nada es gratis, ¿he?, nada es gratis, siempre alguien se las cobra.

Ya los esperaban decenas de ciudadanos inconformes. Los que suelen dejar el cómodo “sillón” de los posteos en las redes sociales y van al sitio en donde solo los buenos chicharrones truenan.

“Ahí les van, estos sí son huevos”, gritaba muy festivo un cristiano que, certero cual pitcher de ligas mayores estrelló varios de sus lanzamientos en la espalda de alguno de tantos enguayaberados que apuraban el paso para ponerse bajo buen resguardo.

Afuera, mientras los reporteros se las ingeniaban para recabar la información bajo los goterones de agua que les rebotaban inclementes por todos lados, adentro, unos pocos privilegiados, 25 para ser exactos, rendían la protesta de rigor con la sonrisa en los labios y la mente puesta en el siguiente escalafón político que la suerte y sus buenas relaciones -¡aleluya!- tengan a bien asignarles.

Fotos tomadas del muro de Aideé García y Jimmy Palomo

Vídeo de Fabiola Cortés 



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